Scarlett Johansson no había nacido en el 83 Había, pues, que hacer algo para entretenerse mientras. Faltaba mucho para la Play y conexión a internet, lo que se dice conexión, pues carecíamos de ella en gran medida por no decir en toda. Claro, uno se tomaba sus botellines y otras cosas, pero no era plan dedicarse a eso full-time, por muy joven y sano que uno fuera. Había que darle un sentido lúdico-festivo hispano-español al quehacer, devenir y afán diario. La política, pese a que nos la habían devuelto con instrucciones de uso como quien dice hacía cuatro fines de semana, ya cantaba algo a yogur caducado en aquellos días, y las monsergas que hoy ya no nos tragamos ni empujándolas con cañas comenzaban a enseñar la patita por debajo de la puerta. Éramos unos muchachos entusiastas, inconscientes, románticos, con ganas de juerga y sin mucha simpatía hacia la autoridad. Adornábamos nuestros cuerpos con chapas de nuestros héroes, nuestras orejas con pendientes y nos protegíamos del frío d...